¿Sabes la razón por la que bogavantes, centollas y otros crustáceos se ponen rojos al cocinarse?

El caparazón de estos animales en el mar es oscuro y su color varía entre el verde azulado y el pardo rojizo. Estos colores, parecidos al fondo marino, les ayudan a pasar desapercibidos ante los depredadores.

Sin embargo, no son naturales en ellos, los consiguen a través de los pigmentos ingeridos con la dieta, basada principalmente en plancton. Ellos, en realidad, son transparentes.

El plancton es rico en pigmentos carotenoides (astaxantina, cantaxantina, betacaroteno, entre otros) que son de color naranja y rojo.

Cuando cocemos estos crustáceos el calor rompe las proteínas y se liberan los pigmentos carotenoides, cuyo color real es el naranja y rojo brillante.

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