Aunque son parientes y bastante similares a primera vista, el longueirón y la navaja no son iguales, ni en forma, ni en sabor. A continuación os explicamos cómo diferenciarlos.
La navaja es un bivalvo muy apreciado en la restauración. Esta provista de una concha alargada que presenta una ligera curvatura que recuerda a la hoja de una navaja de barbero, de ahí su nombre. La concha suele ser de un tono más oscuro y además, se rompe con facilidad. En cuanto al sabor, la navaja presenta un sabor fino y suave a mar. La de mayor calidad es la de las Ría de Muros y Noia.
El longueirón, pariente de la navaja, también es un bivalvo, pero en este caso, posee una concha alargada y rectangular, sin curvatura. Su concha, de un color más blanquecino, está abierta por los extremos y es más fuerte y robusta que la de las navajas. En lo referente al sabor, es mucho más fuerte e intenso. El longueirón más conocido es el de Fisterra.
Ambas especies viven enterradas a poca profundidad en la arena del interior de las rías. Allí, son capaces de excavar grandes agujeros donde se esconden de los posibles depredadores. Se alimentan, al igual que el resto de los bivalvos de plancton que filtran a través de sus sifones.
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